jueves, 31 de enero de 2013

Un miedo eterno

Capítulo 4 

 Esa noche no me dejé nada en el plato y me dormí mucho antes de lo normal, por un día supe que era el verdadero significado de la libertad y felicidad. A la mañana siguiente, Clara volvió a buscarme y Rossie entendió el por que de mi humor y mi alegría. La hizo pasar y subió a buscarme. No tardé mucho en vestirme, justo terminé cuando ella (Rossie) entraba por la puerta, bajé y cogí un zumo para tomármelo por el camino, y nos despedimos de Rossie ya que nos iríamos de nuevo al paraíso, que así es como decidimos llamar a mi escondite, que ahora era nuestro.
 Pasamos la tarde entera allí, creando un mundo en el que solo existíamos ella y yo, los demás habitantes, eran solo imaginarios o los animales del bosque. Era un poco infantil que hiciéramos eso, pero era divertido y en ese momento no nos importaba nada. Yo más bien imaginaba que Clara era una princesa y que yo debía protegerla, que acabaría siendo mía, mi princesa y que ella me querría como a nadie. No sé que imaginaba ella, pero se que lo pasaba tan bien como yo, y que también le gustaba tanto como a mi el paraíso.
 La noche era traicionera y llegaba pronto cuando lo pasábamos tan bien por allí juntos. El único inconveniente que había, era que al día siguiente era lunes, y me tocaba regresar al instituto. Quizá después de que Clara viese como era en este, no volvería a hablarme en su vida, pero le di un voto de confianza. Por la noche estuve pensando e imaginándome un mundo en el que siempre fuese fin de semana, o en el que por lo menos no hubiese matones. A la mañana siguiente, no pude ir con Clara hasta el instituto, ya que la llevarían sus padres para conocer a sus profesores y esas cosas.
 Dani volvía a esperarme en la entrada del instituto y de nuevo una paliza más añadida a la larga lista. Estuve toda la mañana evitando a Clara, para que no me dijese nada, y esta empezaba a preocuparse. A la hora de la salida, esperé a que todos se marchasen con la suerte de que Dani también lo hiciese, pero no fue así. Volvía a estar ahí, y también hoy estaba enfadado, el peleas nunca me dejaba escapar y menos aún cuando estaba así ... Y de nuevo una paliza más que me tocaba sufrir, sin haberse curado mis heridas de esta mañana, otro día mas de sufrimiento. Que cobarde, que estúpido, que poca cosa me sentía. Dolorido y débil. En la cabeza solo me rondaba una pregunta, ¿ por qué la muerte no venía ya a por mi ?




 Siempre que me sentía incapaz de seguir adelante, pedía a la muerte que me llevase, que viniese a por mi. Estaría en un mundo mejor y con menos sufrimiento. Nadie tendría que molestarse en buscarme, bueno ... en  realidad, nadie lo hacía. Rosie, ella era la única que lo sabía todo de mi. Mi "madre" y compañera, amiga y consejera ... Tal vez la culpa era mía, por no saber enfrentarme a alguien así, por no ser como los demás.
 Volví a casa lleno de nuevas y sangrantes heridas, demasiado débil y sin ganas de nada. Rosie volvía a preocuparse una vez más y mis padres volvían a estar fuera. ¿ Quién era yo ? ¿ Por qué mi vida era así ? ¿ Por qué yo el débil ? Demasiadas preguntas en el aire, y todas sin respuesta, o al menos yo no la encontraba. Un estúpido muchacho sin ganas de vivir la vida que le había tocado, sin ganas de nada, un desgraciado sin nada que ofrecer a la vida.
 Clara vino a llamarme por la tarde, pero yo no tenía ganas de que me viese así, por lo tanto Rosie le dijo que estaba enfermo y que no podría salir. Ella no era tonta, quiso saber que me pasaba y fue a la parte de atrás de la casa, que es donde daba mi ventana. Me llamó para que me asomase y aunque le dije que no quería ver a nadie, ella insistió y al final tuve que salir a dar la cara.


jueves, 24 de enero de 2013

Un miedo eterno

Capítulo 3

 Estaba contento porque había escuchado que la familia de la casa de alado vendría al día siguiente. A pesar del dolor esa noche dormí muy bien, y no tuve que levantarme por culpa de ninguna pesadilla; supongo que ya me había echo a la idea de que la verdadera pesadilla es la que vivía día a día. Al despertarme pude ver que el sol brillaba lo suficiente como para que fuese un día totalmente perfecto. Era sábado y eso terminaba de completar el día perfecto. Hoy no vería a Dani y sus matones, y por otro lado, con un poco de suerte conocería a mi nueva vecina.
 Cogí algo de ropa limpia y me quité el pijama. Entré al baño y me lavé la cara, con agua fría para despertarme. Una vez terminé bajé a la cocina para desayunar algo. Rosie estaba preparando un pastel, algo raro porque que yo recordara no había nada especial hoy.
 - Buenos días - dije con una gran sonrisa.
 - Buenos días Alex - Me devolvió la sonrisa, sin dejar de cocinar.
 - ¿ Para quién es ese pastel tan rico ? - pregunté mientras observaba su elaboración.
 - Para los nuevos vecinos. ¿ Vendrás a darles la bienvenida conmigo Alex ?
 - Por supuesto - sonreí muy emocionado - Puedo ayudarte si quieres también.
 - Solo falta ponerle el chocolate cuando salga del horno.
 Terminé de ayudar a Rosie y fuimos a darle la bienvenida a los nuevos inquilinos. La casa era asombrosamente grande por dentro, no debió de ser muy barata que digamos, seguro que por eso nadie la había comprado antes. Conocí a los padres de la chica, ya que esta se encontraba con sus primos o algo así. La familia Willians, así se llamaban los propietarios, era una familia bastante acogedora y simpática.
 La chica se llamaba Clara, su madre nos enseñó algunas fotos suyas de cuando era pequeña. Era bastante mona, y mis ganas de conocerla aumentaban por momentos.
 Por la tarde, cuando Rosie se había marchado a visitar a unos familiares, y yo me encontraba solo en casa, alguien llamó a la puerta. Era la señora Willians acompañada por una encantadora chica.
 - Hola Alex
 - Buenas tardes señora Willians - respondí educadamente.
 - ¿ Están tus padres muchacho ?
 - Lo siento, pero aún andan en el trabajo.
 - Bueno, en ese caso me pasaré más tarde - sonrió ampliamente. Y justo cuando estaba a punto de marcharse, me miró y añadió. - Esta es Clara, mi hija, de la que te hablé esta mañana.
 La chico mostró una bonita sonrisa, a pesar de estar sonrojada y me dio dos besos. Me sentí como el chico más afortunado del mundo en ese momento. Sonreí mientras le daba dos besos también.
 - Encantado Clara.
 - Lo mismo digo - sonrió leve y miró a su madre.
 - Puedes quedarte si quieres y charlar un rato para conoceros mejor.
 La chica aceptó y se quedó conmigo. no sabía que hacer o que cosa divertida enseñarle, así que la llevé a mi escondite. A Clara le gustó mucho, y le hice prometer que no hablaría de él a nadie. Parecía que estaba soñando, un día entero sin preocupaciones y con la chica más bonita que había visto en mi vida.
 Era genial tener esta sensación, pero la noche pronto llegó y tuvimos que regresar a casa. Acompañé a Clara a su casa y pedí disculpas a sus padres por la hora, a lo que ellos respondieron que no importaba si lo habíamos pasado bien. Me fui a casa bastante contento, y por mi cara de felicidad, Rossie pudo intuir que hoy había sido uno de los mejores días de mi vida.




martes, 15 de enero de 2013

Un miedo eterno

Capítulo 2 

 Conseguí dormirme un rato y despejarme. Entrar en un mundo en el que todo me sale bien, en el que no tengo que temer por nada ni nadie. Un mundo en el que yo soy libre y nadie puede decir o hacer que sea lo contrario ... Pero por desgracia este mundo esta creado por mis sueños y no por la realidad como yo quisiera. Algo me despertó y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Me asomé a la ventana y vi un par de camiones de mudanza. Por fin alguien decidía mudarse a la casa de alado. 
 Solo me alcanzó la vista para ver que muchos de los muebles del primer camión eran de una habitación de chica. Eran de un color rosado, por eso llegué a esa pequeña conclusión. 
 No solía salir, solo lo hacía cuando quería estar a solas. Iba a un lugar que estaba cerca de casa. Había que cruzar un viejo cementerio, pasar por lo que parecía una caravana abandonada y llena de chatarra, y cruzar un pequeño riachuelo que pasaba más atrás. tras cruzar el río, penetrabas en un inmenso bosque, al que nadie solía entrar. Los árboles eran muy altos, la hierva crecía en abundancia y lo único que se escuchaba era el sonido de los pájaros y demás pequeños animales del bosque. No había ningún sendero, salvo el que yo hice de pasar día tras día el año en que me mudé. 




 Para pasar el río había un viejo y escurridizo puente de madera. Pasado el río estaba el pequeño sendero que hice de pasar una y otra vez, y tras un rato caminando, llegabas a una pequeña cabaña  (si se le podía llamar así ) , que me dediqué a construir en los días de verano. 
 Este era el único sitio donde estaba seguro hasta ahora. Allí si que podía estar tranquilo y no temer por nada. Ni siquiera Rosie sabía donde iba cuando salía de casa. Pero ... mejor así ¿ no ?. Nadie podría molestarme, ni se preocuparía en buscarme, ni nada por el estilo. 
 Volví a casa muy tarde, sabía que mis padres llegarían tarde y yo estaría de sobra en casa antes que ellos. Los camiones de la mudanza ya se habían ido, y por ahora no se veía luz ni nada. Aún me preguntaba como sería esa chica que vendría nueva. Si sería de mi edad, si sería guapa, si llegaría a ser mi mejor amiga ... Demasiadas tonterías tenía en la cabeza, seguro que ni siquiera me miraría por un instante, ni aunque fuese por confusión. 
 Me asomé un poco por la ventana para echar un pequeño vistazo. La casa estaba muy bien decorada, y eso que solo habían pasado unas horas y los propietarios no habían estado por allí. Terminada seguro estaría genial. 
Al entrar en casa, Rosie esperaba preocupada mi llegada. Mis padres aun no habían llegado, pero ya faltaba poco para que lo hiciesen. Subí a ducharme y ponerme el pijama, mientras Rosie preparaba la cena. Bajé y Ros me preguntó que dónde había estado hasta tan tarde, y le respondí - En un lugar en el que me siento libre - terminé la frase con una sonrisa y ella asintió sonriéndome. 
 Rosie no sabía donde había estado, pero lo único que le importó, es que yo estaba sonriente y muy despreocupado esa noche.  Pensó que con un poco de suerte cenaría algo y podría dormir sin dificultad. Algo de razón si que tenía, esta noche me sentía muy bien y no era por nada en especial, o ¿ si ?. Bueno la verdad es que tenía ganas de conocer a la chica de la casa de alado, que con un poco de suerte sería amiga mía. 
 Mis padres llegaron, nos sentamos a cenar y ellos ni siquiera se dieron cuenta de los moratones de mi cara. ¿ Para qué mirar a su hijo a la cara ? ... Siempre he pensado que ellos nunca me han querido y que yo solo soy otro "objeto" más de esta casa. La que me cuidaba, mimaba y daba de comer, entre otras muchas cosas, era Rosie. Ella si que era buena y me quería. 
 Después de cenar, me fui a la cama. No quería estar con mis padres, después de todo ellos nunca estaban y ya me había acostumbrado a estar solo con Rosie. Ella subió a darme las buenas noches y a curarme de nuevo las heridas. Estaba tan agradecido, que no sabía como decírselo. Le mostré una pequeña sonrisa y ella se sintió muy satisfecha, creo que incluso más que si le hubiese dicho "gracias".

sábado, 5 de enero de 2013

Un miedo eterno.

 Hola, quisiera advertir de que la historia puede ser algo dura en algunos puntos de esta. Seguro habrá personas que hayan pasado por esto, que se sientan identificadas. Yo no es que me sienta muy identificada, pero lo mío e pasado. No pretendo adornar la vida con historias con finales felices y sin sufrimiento alguno, la vida no es así. Dicho esto, espero vuestras críticas ya sean buenas o malas.

Capítulo 1

 Es duro poder hablar y tener que callar. ¿ Por qué? Por un miedo eterno. 
 Se que no soy lo suficiente duro, ni tengo el valor como para enfrentarlos. Ellos son más y mucho más fuertes que yo. 
 Todos los días se repite la misma historia ... Presiento que un día no podré soportarlo más y por miedo a la soledad y a mis problemas, acabaré por cometer alguna locura. Nadie se acerca a mi, por el temor de que lo vean conmigo. Todo el que habla conmigo sufre, no tanto como yo pero si lo suficiente como para no aguantarlo. Yo también haría lo mismo e incluso me cambiaría por otra persona. 
 Todas las mañanas camino al instituto llegan mis pesadillas. Día tras día llegan sin falta. No hay un solo día que falten o desaparezcan. Mi pregunta es ¿ por qué yo el elegido ? No lo sé, pero me gustaría que no fuese así ... 
 Otra vez en el mismo lugar, en la esquina de la entrada del instituto, donde día tras día vuelven a la misma hora. Como me gustaría que un día, al menos solo uno, pudiese ser libre y no verles la cara. Ojalá el tiempo se parase y solo yo fuese el que pudiera disfrutar de todo. 
 Como cada día a las 07:30 de la mañana, ellos esperan hasta que llego para entrar al instituto. Empiezan los insultos y los desprecios, otra vez me toca llorar en silencio y tragarme yo solo el dolor. En clase siempre temiendo a que llegue la hora de la salida, porque es justo en ese momento cuando el sufrimiento empieza de verdad. Salgo de clase y me persiguen hasta un callejón, me golpean una y otra vez, me insultan y me escupen en la cara. Otra vez me hacen sentir como un ser despreciable , algo que no tiene derecho a vivir y que todos los días tiene que pagar por ello. 
 Esta vez el "peleas" , Dani, venía cabreado porque alguien se había creído superior a él. Claro que pasó algo que ya me suponía, lo pagó conmigo. Descargó toda su rabia e ira contra mi. 
 Cuando llegué a casa, tenía la cara amoratada, el labio inferior reventado y un ojo bastante hinchado. No había nadie. Siempre solía estar solo, mis padres se pasaban el día fuera por su trabajo y Rosie, la criada, e la que siempre cuidaba de mi. 
 Cuando Rosie me vio, fue corriendo a la puerta, se llevó la mano a la boca y seguidamente me abrazó fuertemente contra ella. No pude evitar el romper a llorar y al igual que yo, ella lo hizo conmigo, escuchándose así el llanto de dos personas unido en un silencio. Era como mi segunda madre, o primera si por mi fuese. Siempre había cuidado de mi y era la única que sabía realmente todo lo que me pasaba. 
 Curó mis heridas y me puso algo de comer, aun sabiendo de sobra que no probaría bocado alguno.  Miraba el plato e intentaba comer algo y no hacerle el feo a Rosie, pero ella me comprendía y no se lo tomaba a mal; su preocupación no era otra que todo lo que yo tenía que aguantar por culpa del peleas y su pandilla de matones. 
 Me subí a mi habitación y me senté en la cama,cerca de la ventana, mirando por esta y pensando una vez mas en lo bonito que sería salir a la calle sin miedo, hablar con las personas sin que tengan que huir de mi, bueno, de ellos.